viernes, 8 de mayo de 2015

El juego libre vs las actividades dirigidas.



El juego libre consiste en jugar con su cuerpo, con juguetes, manipular objetos, poder moverse guiados por su propio instinto y por su curiosidad innata. Sin reglas, sin límites ni rigideces.

Durante los primeros años de vida el juego debe ser libre y espontáneo surgido a partir de su propia iniciativa, no dirigido por el adulto. Esto no quiere decir que el niño deba jugar solo, por el contrario, la compañía de los padres en el juego, sin agobios, a su ritmo, les proporciona un apoyo emocional fundamental para su desarrollo.

Como decíamos antes, el juego en la infancia no es sólo entretenimiento, sino que sobre todo es aprendizaje. Los niños utilizan el juego para construir su propia identidad y subjetividad. A través del juego aprenden a relacionarse con los demás y con el mundo que les rodea. Jugar libremente ofrece innumerables alternativas de juegos donde los niños eligen el desafío que más les interesa.

El otro tipo de juego es el juego dirigido, en el que sí que hay presencia de un adulto. El juego de por sí tiene unos objetivos prefijados de antemano, que suelen ser la ocupación del ocio y fin puramente lúdico, la recreación o la terapia. En cuanto a las ventajas que tiene el juego dirigido respecto al juego espontáneo, se puede decir que:


  • Hay una variedad más palpable de juegos, ya que el adulto o profesor muchas veces tiene conocimientos más amplios que el niño y puede aportar siempre nuevos juegos.


  • Ya que el adulto está controlando y dirigiendo el juego, es frecuente que haya correcciones de errores e incluso eliminación de defectos que dificultan la práctica del mismo.

Tiene unos efectos controlados y planificados. Al tener un objetivo concreto, ya se sabe los efectos que ese juego va a tener en el niño, bien sea a nivel motriz, a nivel intelectual o a nivel social.
Respecto a las ventajas que presenta este tipo de juegos, se encuentra:

  • La limitación de la libertad del niño, ya que es el adulto el que dirige el juego.

  • La supresión de la espontaneidad al tener unas normas prefijadas para el correcto desarrollo del juego.
Opinión personal: Creo sinceramente que el juego libre es mejor para que el niño aprenda por su propia experiencia, además que mejora la creatividad, y facilita el poder expresar sus sentimientos. Pienso que las dirigidas deberían ser más de apoyo, es decir, solo ayudar al niño o dirigirlo en caso de que éste tenga alguna duda o dificultad en hacer algo. En este caso haríamos de los niños más activos y el profesor o profesora sería su apoyo en su aprendizaje.

2 comentarios:

  1. Me alegra saber que tenemos la misma opinión Paula, yo creo que dejarles jugar libremente ayuda a construir una personalidad sólida, basada en la autoestima y mejora la capacidad de resolver conflictos más complejos a lo largo de la vida.

    ResponderEliminar
  2. El juego libre es una buena elección, pero también creo que no se puede abusar de él, es decir que los demás tipos de juegos también se deben usar y tienen cosas positivas como por ejemplo establecer normas o respetar el turno en el caso del juego dirigido.

    ResponderEliminar